viernes, 15 de julio de 2011

Por oden de lista

No se si algún día te enteraste que me gustabas, fue en aquellos años mozos de la preparatoria, siempre se me hizo raro que a esas alturas de nuestra vida, aún nos acomodaran por 'número de lista', sin embargo, mucho lo agradecí porque así podía verte diario muy de cerca, tan cerca como la H observa a la G.

Fueron varios los meses que te admiré mientras mi timidez me congelaba en mi asiento cuando tu me saludabas, si es que algún día te llegaste a dar cuenta, pues muchas gracias por no hacerlo evidente, si no hubiera sido por tu exnovio, quizá nunca habría tenido ningún acercamiento contigo, ahora que lo pienso, fue un gran compañero conmigo, conociendo mi 'secreto' jamás comentó nada, al contrario, él tuvo la gran idea de que fuera yo quien les ayudara con esa geometría analítica que yo tampoco entendía, un muy buen compañero hasta el día que lo encontraron en su cuarto con un tiro en la cabeza.

Quizás nunca supiste que el autor de esas cartas anónimas fui yo, al menos de esas que yo te hice llegar de una u otra forma, si recibiste alguna otra, ahí sí, ya no supe de quien fue. No siempre fue sencillo hacerte llegar esas cartas, cierto es que tuve mis cómplices, pero eso sólo era una parte del proceso.

El día que mas tiempo se mantuvo intacto en mi memoria, fue cuando tomaron la foto grupal de fin de cursos, para ese entonces yo no sabía anudarme la corbata, afortunadamente tu sí y estabas casualmente cerca, me ayudaste a realizar el nudo una, dos y hasta tres veces hasta que quedó adecuadamente realizado mientras me explicabas como hacerlo, también es cierto que tuve que volver a preguntar, ese día yo no estaba para aprender de nudos, de hecho, bastante logré con no babear.

Para el siguiente año ya no coincidimos en grupo, ocasionalmente nos llegamos a encontrar pero ya la magia no fue la misma, un año después de haber salido, mientras trabajaba de repartidor, solía pasar por tu cuadra, un tanto obedeciendo a la nostalgia y otro tanto tentando a la suerte, yo no se como habría reaccionado de haberte visto en la calle. Esas visitas fortuitas se volvieron nulas el mismo día que un doberman salió a mi encuentro desde el otro extremo de la calle, yo tratando de evitarlo y el perro corriendo hacia mi, justo de frente, pensé en evitar el impacto desviándome repentinamente en el último momento, el perro pensó lo mismo y del mismo lado, al principio pensé que había sucedido lo más parecido a un atropellamiento, con el tiempo supe que debieron ser mis nervios los que me hicieron abusar del freno delantero y de esa forma salir proyectado hacia el frente, arrastrando con la motocicleta detrás de mi y yo deseando que no me alcanzara, apenas me detuve me incorporé para darme cuenta que el doberman, intacto, estaba ya en su casa, la moto seguía encendida y todos los vecinos habían salido a ver que sucedía, afortunadamente tú no estabas ahí, fueron tus vecinos los doctores que me ayudaron a inmovilizar mi brazo y llamar a mi gerente para dar aviso.

Desde entonces ya no volví a pasar por tu cuadra, ni sin moto, ni sin perro, ni sin cartas, ni contigo. Hoy el recuerdo es divertido de principio a fin y cada que paso cerca de la zona, una pequeña voz me dice al oído: "¿te acuerdas?" Creo que es mi clavícula que también tomó con filosofía el incidente aquel.

domingo, 29 de mayo de 2011

De recuerdos a recordatorios...

Que si tengo buena memoria, que si yo recuerdo todo y hasta con detalles, que si no gano nada memorizando datos absurdos, que si como le hago para memorizar tan rápido...

El hecho, es que no siempre soy yo quien decide que guardar en la memoria con alta fidelidad, o como referencia histórica y menos decido cuando han de surgir de nuevo esos recuerdos...

De pronto despierto con alguna imagen, sonido, nombre, fecha, lugar, rostro o sensación y BASTA! Basta 1, basta 2, basta 3... Ok no.

Si bien, muchas veces es grato encontrarme con viejos conocidos y tener a la mano anécdotas e historias que nos unen, muchas otras veces, los recuerdos salen a mi encuentro sin razón aparente, por veces divertidos, otras no tanto, y muchas más, hasta dolorosos pueden resultar, en ocasiones he llegado a sentir que mi 'disco duro' ya no tiene espacio para guardar más cosas y es entonces cuando se guardan datos al azar.

Si hablamos de la memoria a corto plazo, esa es la que más me llega a fallar, olvido cosas inmediatas que debía hacer o datos que recién he recibido y eso, ya me ha traído ciertos conflictos y hasta discusiones.

Sin embargo, sigo hurgando en mi archivero mental y clasificando los recuerdos en los múltiples espacios que visualizo en mi cabeza, es así como un cuarto cuadrado gigantesco donde las tres paredes que se encuentran frente a mi están repletas de cajones, de lado a lado y de piso a techo, es ahí donde puedo comenzar a buscar por nombre, grupo social o periodo temporal. Ha sido un tanto complejo organizar todo, pero creo que voy bien y he logrado mantener a raya aquellos recuerdos rebeldes que gustaban de asaltarme en los descuidos de mi soledad...

jueves, 28 de abril de 2011

Entre el cielo y el fin del mundo

Nosotros solíamos ser un grupo unido de amigos, recuerdo que ustedes dos jamás dejaron de verse, a mi me aceptaron de vuelta una vez que concluimos el bachillerato, a ustedes los unió la primaria, yo los conocí hasta la secundaria y sin embargo, me recibieron en su mini núcleo social.
La manera en que el grupo se fue alimentando y creciendo me sigue pareciendo de lo más curioso, primero sus hermanas se adhirieron, ellas también se conocieron en la escuela, aunque no fueron precisamente cercanas ni antes ni después de haber socializado con nosotros y mientras uno de ustedes hacia derroche de celos, el otro fríamente demostraba lo poco que le importaba que a mí me gustara su hermana, fue un triángulo inconcluso, yo no pensaba involucrar a ninguna de mis hermanas en esa dinámica, comenzando por la diferencia de edades y después porque tampoco estaba en las negociaciones.
Casi al mismo tiempo fue invitada la mejor amiga de la secundaria de tu hermana, todas ellas apenas tres años menores que nosotros, todavía tengo clara la imagen de tu rostro cuando la presentó y se clavó tu mirada en sus ojos grises y su blonda y rizada cabellera, entonces se volvieron un tanto insistentes tus halagos hacia ella, lo demás, es lo de menos.
Después llegaron los vecinos incómodos, digo, él no tuvo la culpa de gustarle a tu hermana, su única responsabilidad fue caer en la cuadra correcta en el año indicado, lo demás solo sucedió sin que pasara nada, el cumplió su ciclo y volvió a mudarse, esta vez, más lejos que cerca y no volvimos a saber de él ni de su hermana menor de edad que tanto prometía cuando creciera.
Las compañeras de preparatoria de tu hermana junto con sus amigos le dieron un toque de variedad al grupo, nueva sangre, otras opiniones y nuevos lugares para visitar, sin dejar de lado que ahora ya llegábamos a mas colonias en la serenata del diez de mayo, misma que solo hicimos dos veces por lo tarde que terminábamos y ni así, libraban ellas el regaño de andar tan tarde con “quien sabe quién”.
Para cuando invitaste al amigo de tu papá, que es mas de nuestra edad que de la suya, también apareció el novio de tu hermana, puedo entender que tu papá confiara en su amigo para que condujera sus autos, pero confiar en tu cuñado en turno para que se llevara los clásicos y musculosos vehículos a pernoctar a su casa del barrio de Azcapotzalco, recuerdo que jamás lo logramos entender, eso sí que fue un acto de fé. Ellos se integraron justo a tiempo para ser partícipes de nuestro campamento en la playa, pero de ese platicaremos después, trece personas en una van viajando a Veracruz con presupuesto limitado, es digno de ser comentado en sesión exclusiva.
Por esos años apareció tu prima, fueron los años que quisimos conocer el mundo y llegar a lugares míticos que la moda musical obligaba a conocer, quisimos ir a las zonas más fresas, donde todo mundo recomendaba salir a bailar, conocer las discos en boga, zona rosa, insurgentes sur, Tecamachalco, Santa Fe, la Condesa, la Roma, Centro histórico, siempre con el mismo resultado, de la cadena no pasamos.
Para entonces yo trabajaba en la pizzería, todos ustedes me esperaban a que yo terminara mi turno del fin de semana, me diera mi baño “vaquero”, me cambiara de ropa y patrocinara la cena que la franquicia me otorgaba, de ahí, la noche sería nuestra, el mundo nos quedaría pequeño, no contábamos con que los cadeneros de los lugares de moda no estuvieran de acuerdo con nosotros, recuerdo que, gracias a las pizzas, yo conocí dos lugares de dimensiones reducidas en la colonia Florida de Satélite, los empleados de ahí querían cenar y nosotros queríamos bailar, el intercambio me hizo cliente frecuente de estos lugares, el éxito no obtenido en las discos del D.F., los hizo frecuentes a ustedes también, al paso de los intentos ya no viajábamos al sur, lo mejor era ir directo a estos lugares, la variedad la proporcionaba la escalera, once escalones por debajo del nivel de la calle, entrabamos a “el fin del Mundo”, mientras que veinticuatro escalones por encima de nuestra caminata, podíamos conocer “el Cielo”. Dos opciones de música ligeramente distinta –al menos hasta donde mi memoria guarda- barras libres al alcance de nuestros bolsillos y constantes cortesías que servían de pretexto para no seguir buscando rechazos en cadenas lejanas.
¿Borracheras? Muchas y cada uno de nosotros llegamos a ofrecer nuestra segunda identidad, unos más, otros menos, el romántico, la nostálgica, el hiperactivo, la cachonda, el bailarín, la malagradecida (por aquello de devolver la cena), el torero (que no faltó que saliera en hombros), en fin, pero eso sí, nadie se quedó con las ganas de experimentar y vivir y que mejor que a esa edad.
Al final, las parejitas se formaron, otras no cuajaron, hubo quien se mudó, hubo quien se enojó y no podía ser de otra manera, esa etapa así debía ser y cada quien tendría que encontrar su propio camino, se formaron familias y se formaron destinos, lo que no se perderá jamás, es el aprendizaje vivido, hoy por hoy, me alegro de poder continuar contando con ustedes y con aquellos que decidieron permanecer en nuestro grupo, tan unido como antes, andando paso a paso, entre el cielo y el fin del mundo…

viernes, 18 de marzo de 2011

Mis puntos suspensivos...

Que novedoso me resultó conocerte a través de unos puntos suspensivos, puntos hallados en el marco de una red social, con sólo un contacto en común y comentarios aislados que nos decían que no había de que temer, ni tu ni yo somos psicópatas como para preocuparnos…

Unos puntos que en su suspensión me hablaban de tu inquietud por encontrar respuestas pero sin el ánimo de realizar la pregunta, signos puntuales, carentes de intenciones tónicas, simplemente un silencio expresivo dispuesto a conservarse…

Inevitablemente pregunté y la conversación se tornó amigable, al paso del tiempo y el intercambio de opiniones fuimos conociendo poco a poco nuestras formas de vida, algunos gustos y casi nada de nuestros hábitos, solo un par de conocidos…

Recuerdo bien que nuestras conversaciones llegaron a evolucionar en una serie de gestos construidos con signos de puntuación, símbolos mezclados con ideas, conceptos traviesos, tímidos, cercanos o insinuantes, las palabras muchas veces sobraron…

Constantemente los acentos nos han acercado y alejado, de la mano o con la voz, pero jamás han pasado desapercibidos, siguen ahí, dando forma a la charla y de cuando en cuando sabor picante a los encuentros…

Fueron tres los puntos suspensivos que siguen aquí, cuestionando, sembrando silencios amenazantes y misterio seductor… Han sido siempre tres, no más, no menos… Con razón o sin pretexto e independientemente de su naturaleza, les agradezco el que me hayan aproximado a ti, aunque algún día, deba llegar el punto final.

lunes, 24 de enero de 2011

Futbolito

¿Te acuerdas cuando íbamos en Primaria? Solíamos jugar soccer con bastante frecuencia, de hecho, ahora que lo recuerdo, me sorprende la frecuencia con que lo hacía. Cada recreo lográbamos alinear nuestra ya habitual escuadra contra aquel que osara enfrentarnos, yo te confieso que, sin entender una jota del juego, se que cada quien habíamos tomado la posición que mejor nos acomodó y fuimos desarrollando un equipo en toda la extensión de la palabra.

Recuerdo bien cuando comenzamos a creernos la idea de ser un equipo, tú en la delantera y yo en la portería, debidamente sincronizados, éramos seis los alineados, listos y dispuestos a defender nuestro prestigio en todo momento y ante toda la escuela. No faltaron equipos que nos retaran, incluso de grados superiores y si bien, no siempre obteníamos la victoria, si defendimos con bastante decoro nuestros nombres en el historial de esa cancha escolar.

¿Recuerdas aquella vez de la red de Volley? ¿No? Claro, no es para menos, ese día la pasión se desbordó de los límites del patio, corrimos como nunca, me tocó participar como defensa lateral, ahora lo sé, ese día solo entregue mi alma defendiendo nuestra portería y atacando la contraria, no nos importó que la red estuviera puesta, no medimos nuestra tradicional cancha, jugamos en todo el patio, el contrincante se portó a la altura de nuestro nivel futbolístico, atacábamos y defendíamos por igual las llegadas al arco, no había tregua, no habían faltas, era un juego limpio, con el corazón. Casi puedo ver la imagen contigo corriendo a mi lado, el balón lo llevabas tu, comencé a adelantarme para buscar el pase que concretara el gol, de pronto un sonido sordo, fuerte, hueco me hizo voltear hacia atrás, no te vi, simplemente ya no estabas, noté que el balón seguía su recorrido hacia a mí y, estoy seguro, sin querer, me indicó el camino hacia ti, en el suelo, totalmente espaldas planas, como dirían en las luchas, con una mano en la cara y la otra en la cabeza.
Los niños que venían detrás de ti me narraron los hechos, al momento de medir el pase y voltear al frente, ya no pudiste frenar tu carrera, ahora estabas demasiado cerca, el cordón que tensaba la red de Volleyball estaba justo en tu nariz, te detuvo en seco, pero solo de la cabeza, tus pies siguieron su trayectoria hacia la victoria, el resto de ti, simplemente no pudo, caíste violenta e irremediablemente de espaldas en el suelo, hubo quien aseguro que tu cabeza rebotó. No me imagino como habrás visto la escena cuando retiraste la mano de tu cara, estábamos todos alrededor tuyo tratando de que nos dijeras algo, pero solo sonreíste, te levantaste y seguiste jugando.

Ese mismo día, que por cierto, era fin de cursos, no estábamos solos en la escuela, habían padres de familia, recibiendo boletas o algo, pero mientras ellos atendían las cosas importantes en los salones, nosotros seguimos con nuestra justa, se acercaba el momento de dar por terminado el partido y por supuesto que debíamos anotar otro tanto para irnos con la frente aún más en alto, nuestros jugadores en la delantera tenían abierto el panorama para buscar el gol decisivo, nosotros estábamos recuperando el esférico justo frente a nuestra portería, ganaste la posesión y sin titubear, reventaste con un pase que debía cruzar la cancha entera, la delantera debía estar lista… pequeño detalle, el balón decidió no encontrar al jugador en cuestión, a cambio, eligió la frente de una madre de familia que iba saliendo del salón de su hija, en ese momento todo se movió como en cámara lenta, escuchamos el golpe, la señora caía lentamente mientras su hija solo gritaba “MAMA”, podría apostar que la señora todavía no tocaba el suelo cuando todos y cada uno de nosotros ya estábamos en el salón, refugiados, seguros. El partido se quedo ahí, ya no recuerdo el marcador pero que importa, la señora en cuestión estuvo bien y nadie resulto castigado; nunca supe si el dueño del balón salió de nuevo al patio para recuperarlo.

Después nos convencimos que ya habíamos alcanzado un nivel competitivo más allá de los muros de la escuela, además, todos veíamos “En Familia con Chabelo”, terminamos inscribiéndonos en el primer torneo interescolar de futbolito, patrocinado por el osito del cariño de siempre, comenzamos a jugar contra las primarias de la zona, después con otras del municipio, mas adelante con otras tantas que ya ni supe de donde eran, nos acercábamos decididamente a las etapas más emocionantes, ya habíamos ganado los partidos suficientes como para salir en televisión, el día se acercaba y la emoción nos embargaba a todos, desafortunadamente, los virus suelen ser silenciosos, enfermé de laringitis justo antes del partido, por supuesto no fui, nuestra portería quedo desprotegida y no es por demeritar el esfuerzo de mi remplazo, pero ya estábamos acoplados de cierta manera, me tuve que conformar con verlos en televisión, los vi perder, por goliza, me sentí peor que con la laringitis, durante las semanas siguientes decidimos no hablar del tema, ni siquiera jugar soccer durante el recreo y siendo franco, creo que ahí nació mi indiferencia por el juego, es más, no lo creo, estoy seguro que fue ahí, en ese momento, cuando decidí no saber más del soccer y sus traicioneros resultados.

miércoles, 19 de enero de 2011

Reconocimiento

Definitivamente si tengo mucho que agradecerte, dedicaste mucho mas de 100 albas que se volverían ocasos a compartirlos conmigo, siempre pensé que tu definición de 'compartir' era un poco mas exigente de lo que yo conocía, pero al final, así lo acepté y así lo vivimos.

Quiero agradecer las absurdas risas que nos contagiamos en medio de la nada y muchas veces, creo que hasta ensayadas, no por rutinarias, sino por la costumbre que comenzaron a trazar en nuestras semanas, de cualquier modo, la risa rejuvenece, al menos eso dicen, lo malo es que mi cabello parece que no lo ha escuchado. Momentos? Miles, a manos llenas, repletos de paisajes, letras y sonatas, kilómetros libres de temor y decisiones lejanas a la prudencia, que manera de vivir esa etapa, no crees?

La gratitud en mi, considero que se ha vuelto virtud a base de constante práctica, prefiero agradecer la oportunidad de conocerme mejor que guardar un rencor que no me ha de aportar nada, sigo eligiendo el crecimiento en el conocimiento de las causas que estancarme en la mediocre pregunta del porque me sucedió a mi tal o cual cosa. Innegablemente elijo agradecerte por esa manera de mostrarme mis más ocultas capacidades.

Esto quizá te suene un tanto irónico pero no es así, te debo el merito de haberme puesto el reto más grande que he vivido a la fecha, el reto a mi cordura, a mi resistencia, a mi dignidad, a mi auto estima. Desde entonces, no he conocido a nadie que logre sacarme de mis casillas, entendí que mis palabras son impecables y nunca diré ni haré nada de lo que me pueda arrepentir, jamás me permitiré la tiranía de destrozar la valía de una persona con la agudeza de mis palabras y mis actitudes; tal como lo sentí yo, tal como lo hiciste tu.

Hoy me dices que me encuentras cambiado, yo digo que encontraste al Antonio que siempre he sido y nunca quisiste ver, ese que quisiste cambiar y, de nuevo, gracias a ti, confirme que la gente no cambia, solo crece, se desarrolla y evoluciona, sigo siendo yo, pero ahora sin tí, ahora soy más Yo que nunca, acepto a la gente tal como es y valoraré aquellos que del mismo modo me acepten y mira que no son unos cuantos, de hecho, se han multiplicado impresionantemente y lo disfruto enormemente.

Quiero volver a las primeras líneas de esta charla, hoy decido no guardar rencores, decido viajar ligero pero creo que ya era necesario que conocieras esto, al menos, para que ya no me juzgues a mi, quizá un día tengas el valor de juzgarte a ti y trates de entender lo que sucede a tu alrededor, si aceptas un comentario, el Mundo no tiene la culpa, comienza desde adentro.

Y sin tanto rodeo, quiero darte el reconocimiento de haberme colocado en tierra firme, allá, en el fondo, donde pisé con firmeza y con ambos pies para poderme impulsar mucho mas arriba de lo que ya conocía, con decirte que el ascenso no termina y aquí entre nos, cada paso se esta poniendo mejor y mas sabroso; por eso, gracias, sé que el tiempo que elegí compartir contigo, no fue en balde, de hecho, ha sido de gran utilidad y valía, así que éste soy yo, corregido y aumentado y ésto es lo que has aportado a mi vida, creo que es mucho, así que no tengo problemas con la convivencia, así que aquí estoy, para cuando gustes...

martes, 18 de enero de 2011

Comenzamos!

¿Que si te recuerdo? Claro que te recuerdo, con los momentos, lugares y eventos que compartimos, no podrías sino ocupar un lugar importante en mis memorias.

Muchas veces, quizá no te hayas dado cuenta siquiera que yo estaba cerca y poniendo atención de la escena o las palabras que sucedían a tu alrededor, muchas veces podría sorprenderte con los detalles que he guardado en la memoria y a veces, hasta las palabras textuales.

No quiero que te asustes y mucho menos que te intimides, sólo quiero que sepas que considero que ya ha llegado el tiempo en que comparta este tipo de anécdotas, claro que lo haré público, pero no te preocupes, por respeto a tu privacidad y al nivel de intimidad que alcanzan algunas de ellas, voy a reservar tu nombre, solo para mí.

De esta manera, le daré a este sitio la forma y el fondo que he querido manejar desde que lo creé; espero que lo disfrutes y saborees, al menos, tanto como yo.

Casi lo olvido, quiero pedirte también un favor, si llegaras a reconocer a alguien más en estas anécdotas, por lo que más quieras, no divulgues su nombre, no vayas a ser tú el siguiente nombre que alguien mas reconozca. Así que, dicho lo cual, comencemos...